Nota

Si pinchas en las fotos se veran en tamaño natural

jueves, 5 de agosto de 2010

martes, 3 de agosto de 2010

La muñeca diabolica


Una niña de 6 años padecía una extraña y desconocida enfermedad. Cada hora del día, le aparecían en la piel unos sarpullidos verdosos y empezaba a escupir espuma blanca por la boca. Ante la grave situación la niña fue ingresada inmediatamente en el hospital de su ciudad donde, después de varias pruebas, los médicos consiguieron encontrar un antídoto que paliaba los síntomas. La niña estaría todavía unos días ingresada en observación para ver su evolución y sacar más conclusiones sobre la enfermedad, por lo tanto su madre se quedaba con ella cada noche para estar con su hija, que siempre que le era suministrado el antídoto pedía estar con su muñeca; su preferida… Una noche, después de ser visitada por su médico, se quedó sola en su habitación, mientras su madre hablaba con él en el pasillo, cuando su madre escuchó el murmullo de su hija, su madre, abrió la puerta y vio que la niña estaba sentada en el borde de su cama, hablando con su muñeca. la madre de la niña, muy disgustada la mandó irse a dormir, la quitó la muñeca y la cerró la puerta. esa misma noche, a su madre le tocaba velar por ella, fue a ver como estaba su hija, y encontró la muñeca de nuevo en su cama, arropada, abrazada a la niña; no se lo explicaba, volvió a coger la muñeca y se fue a dormir. a la mañana siguiente, su madre despertó oyendo el murmullo de su hija, y sintiendo curiosidad de lo que decía, se hizo la dormida y empezó a escuchar: Entonces...tengo que hacer eso, ¿para qué me cures la enfermedad?. la madre no sabía que pensar, abrió los ojos y miró a su hija rápidamente, y vio de nuevo la muñeca sentada al lado suyo, no la pudo decir nada, porque en ese instante entró el médico a decir que la niña estaba curada y que la iban a dar de alta. Al cabo de unos meses, todo iba normal, hasta las costumbres de la niña. una de las costumbres que tenía, era irse al puerto de su ciudad, y sentarse en el muelle a contemplar los peces que había en el mar.se hizo de noche, y se levantó una fuerte tormenta.la niña seguía allí, y empezó a preocupar a su madre, esta llamó a la policía, pero al poco tiempo su madre se acordó de donde se encontraba su hija, en el muelle, fue allí corriendo y la gritó: -¡dónde estabas¡¡me tenías muy preocupada, porque me haces esto, mira que tormenta, volvamos a casa¡. pero la niña ni se inmutaba. su madre se acercó a su hija, la puso la mano en el hombro y la dijo: - estas helada, por favor vas a volver a casa enseguida. pero la niña seguía sin moverse, pero susurró: - yo volveré a casa...pero....tu, mamá... no. su madre la preguntó asustada: - ¿por qué?. la niña volvió a susurrar: porque vas a morir... la niña seguido de esto, cogió a su madre del brazo y la empujó al furioso mar...y se ahogó, la niña corrió hacia un bosque cercano, y allí desapareció. Al cabo de unos años unos pescadores que había allí en el puerto, pescaron con sus redes el cadáver de la madre, y uno de ellos se fijó en que el cuerpo estaba agarrando una muñeca

Las gemelas


Las niñas tuvieron que cruzar solas porque a la madre la llamaron del trabajo para que fuera urgentemente. Les dijo a las niñas que cruzaran solas, pero que tuvieran cuidado, mirando a los dos lados. Las niñas obedecieron. Nada más girarse la madre para marcharse oyó un golpe muy fuerte detrás de ella. Eran sus hijas, habían sido atropelladas por un camión. desgraciadamente, las dos habían muerto. Cuatro años más tarde la madre, aún joven, ya que tenía 34 años, todavía vivía en la misma casa cerca de la carretera y no olvidaba ningún día a sus dos gemelas. Afortunadamente, había vuelto a tener hijos, y casualmente eran dos gemelas. Además, eran muy parecidas a las que murieron atropelladas. Esto hacía que la madre olvidara en parte ese trágico suceso. Pero la fatalidad estuvo a punto de volver a la familia, a pesar de prohibirles expresamente acercarse a la carretera. Un día las dos niñas estaban jugando y decidieron cruzar la carretera. No venía nadie en ningún sentido, no había peligro. En el último momento apareció su madre que chillando muy alterada, les dijo que no cruzaran, a lo que las niñas respondieron al unísono: - Si no pensábamos cruzar,... ya nos atropellaron una vez y no volverá a ocurrir